Por Jesús de las Heras
(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)
El miércoles 8 de junio, a las 12:30 horas, la catedral de Sigüenza abrió la exposición «aTempora», un recorrido por la sociedad, la cultura y el arte sacro del Siglo de Oro al hilo del cuarto centenario de las muertes de los grandes escritores —dos de los más eximios de toda la historia de la literatura universal— Miguel de Cervantes Saavedra y William Shapespeare.
Organizan, en iniciativa conjunta, el Obispado de Sigüenza-Guadalajara, el Cabildo de la Catedral de Sigüenza, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Organismo Estatal del IV Centenario de Cervantes. En principio, la exposición permanecerá abierta hasta el 16 de octubre.
Será la principal de las exposiciones artísticas en España del cuarto centenario cervantino. Más de trescientas obras artísticas y culturales, a lo largo cuatro mil metros cuadrados, integran la exposición, cuyo comisario es Alfonso Caballero Klin, exdirector del Museo de la Santa Cruz de Toledo. Medio centenar de las obras expuestas han sido especialmente restauradas para la exposición.
Lo qué es y lo qué tiene
La elección del tema en torno al que girará esta exposición, está en directa relación con la conmemoración de esos centenarios literarios, y se justifica por la existencia entre los fondos de la catedral de Sigüenza de una bandera arrebatada al pirata inglés Francis Drake durante su incursión a España y Portugal en 1589, y donada a la catedral por Sancho Bravo y Arce de Laguna, sobrino-nieto del llamado Doncel de Sigüenza, Martín Vázquez de Arce.
La muestra, multidisciplinar y variada, se centra en retratar la época en la que vivieron Cervantes (1547-1616) y Shakespeare (1562-1616). Esta segunda mitad del siglo XVI y primeros lustros del XVII es una etapa histórica que facilita la configuración de la muestra, prestando atención, por consiguiente, a los últimos años del reinado de Carlos I, el reinado completo de Felipe II y gran parte del reinado de Felipe III.
Así, el total de la exposición, que se desarrolla por diferentes espacios de la catedral, esta articulado en torno a 14 apartados o capítulo: El poder y su imagen, Negro sobre blanco, La botica de San Mateo, Tapicerías, Doménikos, Cervantes, soldado del rey de España, La vida cotidiana en la España de Cervantes, El gabinete del escritor, In principio creavit Deus caelum et terram, Fieles a San Eloy, En olor de santidad, Intercesores, Memento y Gloria. Los ocho primeros se hallan en el claustro (en tres de sus cuatro pandas) y los seis segundos, en la catedral.
El proyecto museográfico de la exposición se articula, en efecto, en dos grandes partes: política, sociedad y cultura del siglo de oro, en el claustro; y el arte sacro de la época, en el interior de la catedral, con un recorrido de la historia de la Salvación, desde el Antiguo Testamento hasta la Pascua.
¿Y por qué ahora una exposición así en la catedral?
A esta pregunta, bien se le podría responder: “¿Y por qué no?”. ¿No era este o similar el sueño y el deseo de centenares de seguntinos, máxime después de haber visitado las exposiciones de Las Edades del Hombre? ¿Y, si otras ciudades, más o menos similares a Sigüenza –Burgo de Osma, Arévalo, Ciudad Rodrigo, ahora Toro– han sido capaces de albergar exposiciones de esta envergadura, por qué Sigüenza no iba a poder acoger una muestra de estas características? Sigüenza es el segundo destino turístico de Castilla-La Mancha, su catedral figura, sin duda, entre las diez mejores de España, Sigüenza –y con toda la entera provincia y diócesis– bien merecía una exposición.
Dos son las misiones principales de las catedrales. La primera es el culto divino. Toda catedral es el templo propio del obispo, su sede, su cátedra (de ahí, el nombre de catedral). Las catedrales acogen las principales celebraciones litúrgicas de sus diócesis. Cada catedral y toda catedral son el ámbito y el emblema de la triple misión del ministerio ordenado en la Iglesia (ministerio cuyo culmen es el del obispo): enseñar, santificar y pastorear o regir.
Junto al culto, la cultura es el segundo eje y misión de una catedral, máxime si estamos hablando de una catedral de la belleza artística y cultural como la de Sigüenza. A lo largo de los siglos, las catedrales han sido motores de la vida de sus ciudades y comarcas. Y ahora lo siguen siendo. De este modo, además, la Iglesia puede realizar mejor su labor evangelizadora, tanto explícita a través de la enseñanza y catequesis de lo que el arte de sus catedrales encierra y significa, como esa otra dimensión evangelizadora que es la del diálogo, la del encuentro, la de ser foro y ámbito para que la vía de la belleza abra caminos al descubrimiento de la Belleza con mayúsculas.
La Iglesia está para evangelizar, sí, y sabe que el servicio y la disposición a la colaboración, sin banderías, con las distintas instancias públicas y privadas son también misión propia y camino evangelizador, máxime en tiempos de increencias y secularismos.
La Iglesia de puertas abiertas que el Evangelio demanda y que el Papa Francisco no cesa de reclamarnos a todos se inserta también entre las razones y los objetivos que humildemente desea prestar nuestra catedral con esta exposición.
Otras informaciones prácticas
El culto catedralicio permanecerá durante todo el tiempo de la exposición —y ya hasta junio de 2017— en la capilla catedralicia del templo parroquial de San Pedro.
La Puerta de la misericordia y el camino de la misericordia en el interior de la Catedral podrá ser recorrido por los grupos de peregrinos que lo soliciten.
La exposición permanece abierta de martes a domingos de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas. El teléfono habilitado para concertar visitas guiadas es el 648 224 530.