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EL DONCEL DE LA CATEDRAL DE SIGÜENZA ES EL DONCEL DEL LIBRO

El libro del Doncel: homenaje al libro y al Doncel, ante el Día del Libro 2023

Las medidas del libro cerrado son de 11,5 X 15,5 centímetros. El grosor es de 10 centímetros. El libro abierto mide 25 X 15 centímetros. Y el número de páginas desde la mirada del Doncel, 19 páginas a su derecha y 17 páginas a su izquierda.
Pero, ¿qué lee el Doncel? Mucho se ha hablado y escrito al respecto… Pero antes de citar algunas posibilidades, tengamos en cuenta estas observaciones. La primera es que lo tiene en sus manos el Doncel es un libro y el libro nació, como tal, cuatro décadas antes de que se realizara la escultura. En concreto, fue el alemán Johannes Gutemberg quien, hacia 1450, inventó la imprenta de prensa ya quien se puede atribuir, pues, la invención del libro. Su primer gran libro fue la primera edición de Biblia. Sería muy propio que, en una catedral, el Doncel leyera la Biblia o, si se quiere, el libro de los salmos de la Biblia, más apto todavía para un recinto catedralicio, o incluso un misal.
En segundo lugar, la escultura del Doncel es un anticipo del Renacimiento y del Humanismo renacentista, donde letras, armas y fe se aúnan. Esto descartaría que el Doncel leyera cualquier libro de caballerías o de origen, composición y mentalidad medieval. El Doncel refleja aquel ideal que glosó, dos o tres décadas después de la escultura, Garcilaso de la Vega con aquella máxima: “Ora la pluma, ora la espada”.
Se ha escrito que el libro del Doncel podría ser “La Eneida” de Virgilio (siglo I) y que nuestro Doncel, muerto en batalla, se mira en este poemario como en un espejo. Pero, ¿no sería más verosímil, más coetáneo y más concordante con el conjunto de la figura del Doncel y su mensaje, simbolismo y hasta mueca de melancolía (murió con 25 años y ya padre una niña, Ana, a quién dejó como heredera) pensar que lo que lee son “Coplas a la muerte de mi padre” de Jorge Manrique? Y es que la figura lectora e integral del Doncel, ¿no evoca, inequívocamente, esos versos en lo que este autor, fallecido, también en campo de batalla, en 1479 escribe: “¡Cómo se viene la muerte, tan callando, cuán presto se va el placer; cómo después de acordado da dolor!… Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir”.