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Oración a Jesús en Getsemaní (noche del Jueves Santo)

Oración a Jesús en Getsemaní


Señor de Getsemaní y del Calvario, tu Nombre y tu Rostro ansío y adoro.
Permíteme estar junto a Ti y aprender de Ti la ciencia de la Sabiduría verdadera,
y el único amor de los amores verdadero.
Perdona mi debilidad y mi pereza. Robustéceme y visítame con tu gracia.
Hazme de corazón prisionero y deudo de tu Santa Agonía.
Ayúdame a beber el cáliz de mi limitación,
el cáliz de que las cosas, las personas y yo mismo somos como somos
y no como nos gustaría y deberíamos ser.

Enséñame, Señor de Getsemaní y del Calvario, a buscar la voluntad del Padre.
Hazme fiel y entregado a la misión que tu Providencia y tu Iglesia me han confiado.
Que no escatime ni tiempo, ni entrega, ni amor, ni perdón, ni misericordia.
Que halle la sabiduría precisa para hacer bien las cosas
y que entonces sepa descubrir de Quien es el mérito y la obra.

Muéstrame tu rostro ensangrentado y glorioso
y haz que sepa reconocerlo y servirlo en los que sufren y lloran,
en los pobres, en los enfermos, en los ancianos, en los necesitados.
Señor de Getsemaní y del Calvario, tu Nombre y Tu Rostro necesito y reclamo.

Jesús, mírame tú también a mí y muéstrame la dulzura de tu Faz.
Mira a mis gentes, a mis afanes y servicios.
Que ya sabes, Señor de Getsemaní y del Calvario, lo que te pido.
Mira a nuestro mundo, vano y tan autosatisfecho.
¿Tan difícil es ser cristiano?
¿O tan difícil lo hacemos los cristianos?
¿Cuándo va a transformarnos de verdad tu Pasión y tu Pascua?


Mira a tu Iglesia: a sus pastores, a sus consagrados y a sus fieles.
Hazla cada día más digna de Ti
y más creíble en medio de un mundo alocadamente descreído y pagano.

Señor de Getsemaní y del Calvario, tu Nombre y Tu Rostro busco e imploro.
Tu oración de sudor, de angustia y de sangre,
la traición de Judas, el sueño descuidado e irresponsable de los Apóstoles,
la negación de Pedro, la farsa del Juicio Religioso de aquella noche,
la cobardía de Pilatos, la frivolidad de Herodes,
el clamor insensato y homicida del pueblo, la sentencia capital y letal,
la flagelación y la coronación de espinas, el Vía Crucis del mayor dolor,
la crucifixión y la muerte. ¡Tú Muerte, oh Dios de la vida!,
tu Descendimiento y Sepultura, tu Madre Dolorosa y Afligida
-nuestra Madre de la Soledad y de la Esperanza-,
no son solo memoria viva de la historia,
testimonios irrefutables del Amor más grande.
Son presencia y realidad mía y nuestra, de ayer, de hoy y mañana.
Sigue siendo Viernes Santo en nuestro mundo.
El lagar del aceite sigue manando sudor y sangre.

Enséñanos, Señor de Getsemaní y del Calvario, el secreto de tu Pasión
y haz que complementemos en nosotros lo que a ella le falta.
El alba del tercer día despunta también en nuestros horizontes.
Pero solo lo hará desde el servicio, la cruz y el amor extremos,
como Tú, Señor de Getsemaní y del Calvario.
De tu Sangre derramada, brotará el más bello arco iris
como signo de la misericordia divina.

Mírame, míranos, Señor de Getsemaní y del Calvario.
Infunde y refleja la Luz de tu Rostro tan amado y tan anhelado,
a través de la luna, de la primera luna llena de la primavera. Amén.