¿Pero es que Sigüenza está en peligro? ¿En qué cabeza cabe que sus bellas casas medievales y casco histórico esté en peligro? Cuesta creerlo pues, en un primer contacto con la ciudad, la impresión es buenísima. Te transporta al pasado, al mundo medieval con gran autenticidad. Pero el análisis científico y frío nos hace detectar un peligro. Sí, la bella ciudad que conocemos puede estar en peligro. Un peligro silencioso y letal. Y puede estar en peligro precisamente por la intervención de aquellos que se consideran más cultos o preparados. La demostración de mi alarma fue la conversación que tuve con un colega arquitecto. Por sus referencias en la presentación debe ser buenísimo: “Carlos, tú te dedicas a restaurar casas; pues bien, mi gran deseo es tener una casa en el centro histórico de Sigüenza, dime si puedo comprar una. Eso sí, para tirarla y hacerla toda nueva, como debe ser porque el centro histórico es muy bonito pero las casas están hechas una pena”. Sin palabras. Como no me acuerdo del nombre de la persona que me presentaron, no le identifico pero les puedo asegurar que ese comentario lo he oído a varios constructores y técnicos y verdaderamente cuando lo oigo me avergüenzo aunque me calle, pues efectivamente tienen sus motivos y experiencias. PERO NO TIENEN RAZÓN.
Les relato otra anécdota. Con motivo de la catalogación de edificios del centro histórico que el Ayuntamiento está llevando a cabo para el Área de Rehabilitación Integrada en el Centro Histórico (es un empeño muy personal de nuestro Alcalde, Francisco Domingo), es de consulta obligada consultar con la profesora seguntina de la Universidad Complutense, Pilar Martínez Taboada de la Fundación Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo, al que todos reconocemos su valía y empuje pues se merecerá una calle y un monumento en Sigüenza. Al tiempo, Pilar, que realmente es una de las personas que mejor conoce casa a casa las calles del Centro Histórico, me decía: “Sigüenza está en sus casas perfectamente conservada. Son solares románicos, góticos o renacentistas que conservan el interior original en la mayor parte de los casos. Aunque veamos una fachada renacentista, barroca, decimonónica o moderna, se modifican para dar más luz a la casa o ampliar los huecos, ordenándolos, pero en el interior tenían sus inquilinos y por tanto se conserva ese interior románico o gótico. Tras la destrucción de la guerra civil, ha habido una gran destrucción, probablemente la mayor, en la década de los 90 y sobre todo a través del temor que produjo el tifón de 1994”. Aunque lo pongo entrecomillado, pueden imaginarse que no es literal, quiero ser fiel a la idea aunque no sea capaz de reproducir el rigor de las palabras de Pilar.
Pero es cierto, la mayor destrucción histórica con más de 40 inmuebles, mayor que la guerra, se ha producido en los últimos años. En las legislaturas de finales de los 80 y los 90. Desde que se incendió el edificio de la Plaza Mayor con la de Cardenal Mendoza que fue vaciado y por tanto su interior se perdió completamente hasta el derribo a bolazos con un informe de arquitecto por quiebra económica del Conjunto de casas judías y medievales del inicio de la calle Travesaña Baja de los números 2 a 8. De ahí se conserva el arco mudéjar del Museo Diocesano; en el descombro hemos encontrado otro arco similar y 7 ventanas mudéjares que se han rearmado como un puzle y en lo que queda de casa se han encontrado todas las puertas y pinturas murales de la casa del siglo XIII-XIV. La corporación actual está empeñada en hacer borrón y cuenta nueva de esta triste historia. Pero cuesta, pues las inercias profesionales se arraigan y todavía podemos encontrar mucha ignorancia del tesoro escondido que es Sigüenza y que se refleja en comentarios como con el que inicié este artículo.
Habría que recordar a los profesionales y a las constructoras entre los cuales me incluyo, que NO TODO TIENE UN PRECIO y también ese dicho castellano DEL QUE HACE LA LEY HACE LA TRAMPA. Por favor, señores residentes de Sigüenza, amantes de su ciudad, no se fíen de nadie y no se crean tonterías. Sigüenza es un tesoro que hay que encontrar y salvaguardar.
Les tengo que decir que he trabajado en varias Centros Históricos y es la primera vez que me ocurre que más de del 50% de la corporación municipal es residente y vive en su Centro Histórico. Ni en Alcalá, ni en Ibiza, ni en Arévalo, ni en Barbastro me ocurrió. La corporación anterior que ha vuelto a ser refrendada por los seguntinos para esta nueva legislatura, no solo vive en el día a día y conoce por tanto los problemas de la Sigüenza medieval, sino que les aseguro que la aman como los que más y por eso este artículo se convierte en un alegato y voto de confianza para que todos tiremos del mismo carro y en la misma dirección, sabiendo que contamos con un equipo muy joven para el que les habla, pero con la frescura y el conocimiento sobrado para que confiemos en su capacidad en lo que va a ser una nueva Sigüenza.
Hay en marcha tres programas urbanísticos con presupuestos ya iniciados que importan casi 10 millones de euros y que suponen un cambio radical a la destrucción de la que hemos sido testigos:
LA URBANIZACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO, de la que ya se han hecho tres ejes principales: calle Mayor, travesaña Baja y Herreros y de las que se ha solicitado a las administraciones la necesidad de otros 4,5 millones de euros para llevar a cabo la renovación total de las infraestructuras y pavimentos desde el Castillo hasta la Alameda.
EL ÁREA DE REHABILITACIÓN INTEGRADA DE SIGÜENZA, que tiene un presupuesto de más de 3 millones de euros para dar más de 250 ayudas a los residentes para que arreglen y pongan al día sus viviendas. La ley es muy estricta en este asunto y no financia vaciados ni derribos interiores con la excusa de que se conserva la fachada, pues debemos saber que lo importante no es la fachada sino los interiores históricos donde están los forjados de madera, las yeserías y los tesoros que no pueden ser sustituidos por la miseria de los falsos techos de escayola, la vigueta de hormigón con la bovedilla de la Vivienda Protegida Oficial, la pintura plástica que amarillea al poco tiempo o la miseria del pladur que oculta estos acabados baratos o lo que es más vergonzoso, los hermosos yesos originales renacentistas que se conservan dando a Sigüenza la extraordinaria calidad de unas generaciones que dejaron un legado cuya obligación es enaltecerlo, descubrirlo y conservándolo, manteniéndolo pero no despreciándolo y sustituyéndolo por los materiales más baratos de la construcción.
Sigüenza se merece otra cosa. No diseñemos nuestro presente derribando el pasado y arruinando el fruto de nuestros hijos. Que nuestra ignorancia no sea disculpa de la miseria cultural en la que por enriquecerse todo vale, incluso la licencia de matar, la ilusión y esfuerzo en equilibrio con el pasado.
EL PLAN DIRECTOR DE MURALLAS DE SIGÜENZA. Este plan que ha conseguido el alcalde y la concejalía de patrimonio con toda la corporación es pionera en Castilla La Mancha; tan solo Toledo está desarrollando otro similar. Los nuevos recorridos de la muralla que se van a abrir con este Plan financiado por la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades van a potenciar los recorridos turísticos y por tanto los comercios y de forma directa la calidad y la Sigüenza de los seguntinos.
Decía que es una batería de inversiones y de medios que muestran la capacidad de nuestros representantes públicos por conseguir financiación para la ciudad. Su criterio acertado y su capacidad. Pero esto no tiene sentido si después nosotros no conservamos y rehabilitamos nuestras viviendas con respeto y con gasto, con mucho gusto y con conocimiento y cultura. Y aquí quiero acabar la intervención, con un homenaje a la Fundación Ciudad de Sigüenza de Antonio Manada y de su esposa seguntina, Gloria de las Heras Atance, pues yo les debo tanto que también les haría un monumento, pero hay que esperar, pues todavía les queda mucho por trabajar en Sigüenza y estoy seguro de que con el respeto y el cariño de todos, de la corporación municipal, de muchos seguntinos y en este caso de mí como arquitecto de la Universidad de Alcalá, gracias a ellos tuve la oportunidad de poder trabajar en la recuperación de la Casa del Doncel, que si no es por ellos se habría derribado, pues esos eran los proyectos que se encontraron cuando hablaron con el propietario anterior.
Gracias al empeño y al acierto de la Fundación, de Antonio y de Gloria y de todos los que pertenecen a ella, en la Universidad hemos podido recuperar esos interiores que son ahora, después de la Catedral y el Parador, el tercer lugar más visitado de la ciudad de Sigüenza: la Casa del Doncel y la hospedería de Portacoeli. Y también gracias a ellos se han salvaguardado otros importantes edificios de Sigüenza: el de la calle Mayor con Travesaña, que igual que la Casa del Doncel tuvieron que adquirirlo para que paralizara la demolición; el de la calle Travesaña Alta número 5, que está felizmente recuperado; las que probablemente son las casas románicas más antiguas de Sigüenza, calle Travesaña Alta número 6 y 8, que donaron generosamente a la Universidad de Alcalá para luego serles devuelto a la Fundación al no ser necesario para las actividades de la Universidad, y más de la decena de edificios que han animado e impulsado a su recuperación con seguntinos a los que han animado para que vivan y recuperen las casas de sus padres en el Centro Histórico de Sigüenza.
Queda así nuestro reconocimiento a su esfuerzo y empeño, que está siendo clave en detener esta mala imagen que en algunos casos se proyecta sobre lo incómodo y viejo de las casas antiguas de la ciudad medieval.
Para finalizar, les puedo decir que he sido testigo de la recuperación de una ciudad como Alcalá con trece cuarteles y cuatro cárceles, destruida y que mucha gente daba por perdida. Hoy en día esa ciudad es Patrimonio de la Humanidad; donde había cárceles y soldados hoy se forman en ella más de 15.000 jóvenes con la vuelta de su universidad. Sigüenza tiene una riqueza patrimonial en aspectos muy importantes que no tiene Alcalá, es un cofre urbano con unos tesoros que aún desconocemos y por tanto que aunque les puedo asegurar que su valor será incalculable, nos queda mucho trabajo a todos los seguntinos por proteger y recuperar el inmenso patrimonio que se ha creado a lo largo de estos 800 años por generaciones que, en muchos aspectos, apostaron por Sigüenza con una cultura extraordinaria; tendríamos que dar un gran salto para valorar lo que ellos hicieron. La oportunidad que tiene ahora Sigüenza para conseguir llevar la nave a buen puerto de estos programas de rehabilitación urbana y de remodelación urgente de la catalogación del planeamiento urbano inadecuado al valor que la ciudad tiene, depende mucho de cada uno de nosotros. Hay que “arrimar el hombro”. Hay muchas ganas de trabajar y tenemos que tirar todos en la misma dirección de la conservación, la rehabilitación cuidadosa y respetuosamente.
Si escribo con este ímpetu y digo estas cosas no se crean que es por mi forma de ser, sino porque hay que luchar contra los comentarios de los derrotistas y mezquinos que por ignorancia o, lo que es más grave, por quererse enriquecer, están dispuestos a pasar con una apisonadora por donde sea, saltándose a veces todo nuestro marco legislativo que siendo muy estricto sin embargo hay reconocer que no se hizo bien en tiempos pasados, perdiendo edificios tan importantes como el antiguo Horno Medieval de la calle Travesaña Baja que ya es irrecuperable junto a una veintena de edificios que se vaciaron y que hoy en día su valor es insignificante con la riqueza que aun esconden los edificios salvaguardados. Y siento dar el réquiem por las dos últimas cosas derribadas en el último mes, la de la calle Seminario de 1505, derribada a pico y pala; y la renacentista con interior medieval de la calle Valencia número 18. ¡BASTA YA!
Pero no quiero acabar con el pesimismo que genera la denuncia de tantos atropellos realizados. Sigüenza tiene mucho que conservar porque su pasado ha sido brillante y su legado generoso. Los seguntinos lo sabéis y, pese a todo lo que he citado, el balance es positivo ya que hay mucho más, en sensibilidad y conocimiento que ha conservado, valorado y reivindicado de su historia y urbanismo, que los casos puntuales de especulación e ignorancia, que ha hecho perder grandes valores. Y es que Sigüenza fue grande en la Edad Media, Renacimiento y tuvo Ilustración. Hoy, los herederos y descendientes de aquellos seguntinos de pro apuestan por su ciudad desde muy diversos campos y ocupaciones, contando con un equipo de gobierno municipal que vive la ciudad y cree en ella. Podemos ser optimistas: Sigüenza, se salva. Pero no bajemos la guardia.
Carlos Clemente San Román
Arquitecto de la Universidad de Alcalá
Fiestas de San Roque. Sigüenza 2007